miércoles, 4 de abril de 2007

PASCUA



Cuando Dios inspiró al hombre el vivir siempre
sin la tristeza y la rudeza del ambiente,
renacen en el alma las delicias
de su amor, de su sonrisa, de su palabra.

Dulce Pascua de celebridad, de gloria
al vencer a la muerte en la partida,
dulces trinos de alabanza, de plegaría
sortilegio enamorado de acogida.

¡Aleluya! ¡Aleluya! Es pregón cierto
¡Resucita! ¡Resucita!, qué alegría,
¿Dónde estas, muerte, que llenas de despojos
de agonía y de tinieblas, corazones?

Pascua... es entrelazar las manos
con afecto, con calor y poesía,
es abrazar a todos fuertemente
es brindar por el triunfo, por la vida.

Gracias al cielo por llenar de aromas
corazones sedientos de esperanza,
por sembrar con amor semillas sanas
que propician paz y luz en abundancia.

¡Cómo Señor cargas la cruz de culpas nuestras!
¡Cómo te entregas a merced de los tiranos!,
¡Cómo entregas tu vida por salvarnos!
¡Cómo redimes este mundo sin reclamos!

¡Quién pudiera, como tu, entregarse siempre
por el hermano que reclama tu mensaje!
yo te ruego que realices el milagro
de cambiar mi mirada en tu mirada.

María Asenet Arboleda Urrego


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