EN EL MIÑO
La encantada y suave brisa
susurrándome al oído,
regalábame caricias
que turbaban mis sentidos.
Cual mariposa traviesa
que se perdiera en el río,
sin temores me bañaba
dejando estelas y trinos
Trinos que cual serenata
en noches de luna y bullicio,
entregabanle a mi amado
un corazón encendido.
Mi amado que con embeleso
reposaba junto al río,
entre sueños se extasiaba
contemplando un paraíso-
Es que el corazón se llena
de emociones y de mimos,
y cual castañuela danza
al son de un amor querido.
María Asenet Arboleda Urrego