viernes, 14 de noviembre de 2008

CARICIA



Caricia: Alimento dulce que regala vida todas las mañanas
despertando sueños y abriendo ventanas que felices hablan,
de librar batallas y allanar caminos que invaden el alma
y doquiera donan dicha y armonía, placidez y calma.

Hay una caricia que todos reclaman que todos añoran
para equilibrar razón y pregón, motivo y acción,
para construir un mundo de amor, de progreso y paz
que marche al compás de los corazones que aman de verdad.

Los seres que existen en el paraíso de la vida inspiran
tesón y candor, respeto y color, deseo y fervor,
grandes emociones de dar y dejar, tomar y brindar
caricias que alegran al ser en su hacer, en su acontecer.

La lluvia y el viento, el aire y la tierra todo se conjuga
en mutua caricia que hace que florezcan paisajes de encanto,
que nutren y sacian la sed de esta tierra que con gran pericia
cobija con magia a todos los seres que le son sagrados.

A veces nos llegan caricias que matan, que asfixian y atrofian
caricias que explotan la sabia cimiente de las almas blancas,
cual contradicciones que acechando van lo honesto y puntual
cual demonios que huyen dejando tristeza, dolor, soledad..

Caricia, suave caricia que levanta el ánimo
que sanando va corazones que hablan de dicha y semblanza,
oportuno abrazo, palabras y besos, mensajes y cantos
una mano tibia en las noches frías que arrulla y descansa.

Donemos a todos caricias sinceras, caricias doradas
al amigo cierto, al hermano ausente, al hijo que espera,
al padre, a la madre, al ser que adoramos, al mundo que gira
propiciando vida, construyendo reinos con fuerza y constancia.



María Asenet Arboleda Urrego.