sábado, 13 de octubre de 2007

PALADEAME



Paladéame con tu luz, con tu ternura
con tu abrazo y tu dulzura,
en las noches de tormenta
en la tristeza, en la agonía.

Paladéame, paladéame
siento sed, incertidumbre,
siento frió y soledad
tengo penas en el alma
y no las puedo calmar.

Paladéame, paladéame ¡Dios mío!
Ven... retorna a mi regazo,
dame con la suave brisa
esa paz que solo tu saber donar.

Paladéame, paladéame
siento que mi vida acaba,
que las fuerzas ya me faltan
y la muerte espera ya.

Paladéame, paladéame
volverán las ilusiones,
oiré cantos de amores
y mi alma alcanzará
la feliz eternidad

Paladéame, Dios, paladéame
yo en tu corazón estoy,
tu vida por mis venas corre
vasija de barro soy.

Llena mi copa vacía
infunde aliento de vida,
díctame tus pensamientos
¡siempre tuya, soy... Señor!

María Asenet Arboleda Urrego

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