martes, 17 de agosto de 2010

PEDÍA


Pedía la joven de porte elegante
a sus invitados, pasar adelante,
pues quería ver, feliz sonrojarse
a aquellos que osados, olían demasiado.

Esos olorcitos que invaden espacios
y que se concentran como caro bálsamo,
esos que sofocan, que tanto alborotan
¿De dónde han venido? ¿Quién los ha inventado?

De pronto la joven se ve sudorosa
cacheti rosada y muy asustada,
aprieta las piernas y ya tembloorsa
anuncia llorosa que ya está cagada.

¡Qué risas invaden aquellas holguras!
¡Cómo con la mira todos la censuran!
no entienden que nacen de la parte humana
a todos cobija y los engalana.

El Cura, la Monja, el Obispo, el Papa
el rico y el pobre, el feo y el sapo,
los animalitos y los angelitos
esos de corbata y los ya sin bata.

Los de ojos azules, los negros, los blancos
los alborotados, los adormilados,
el niño inocente y los mas decentes
los muy arrastrados mas los desgraciados.

¡Qué sería del hombre sin oler a coles
a grasa, a frijoles, a arroz, a guisantes!
¡Qué seria del rico sin votar sus gases
si esas flatulencias son sus bendiciones!

¡Gracias, Jesucristo, que eres tan bendito
y que esos peditos te huelen a gloria!
¡Gracias Virgencita, siempre tan bonita
también cagadita nos colmas de aromas.

¡Gracias a la vida por llenar de aromas
todos los amores y los sinsabores!
¡Y a esas tripitas que tan indiscretas
nos anuncian cuando comienza una fiesta!

Y a usted, amigo, le digo muy presto:
¡No se burle, mijo, también usted lo hace!...
no tiene la culpa si su cuerpecito
siendo tan perfecto de sí mismo nace.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que chistoso... sobretodo cuando la viga más grande es la de uno..

Anónimo dijo...

Gracias Aseneth por compartir conmigo tus creaciones literarias; me encanta la forma sencilla jocosa y poética de tus escritos.

Contigo en la distancia

Un abrazo fraternal.

Rosa E Soto A