Aunque Pongo el valiente sea, tuve que echarme a llorar
y revolcarme en el suelo, aunque dé mucho para pensar,
mi ama se ha ido en el coche con su hermano y alguien mas...
¡Sin ella no sé vivir...no puedo ni respirar!
Hara soy y lo seré por siempre
estoy muy vieja, cansada y no tengo suerte,
me han abandonado ...por torpe...
Nano y Pongo siempre me mienten...
Siempre Pongo y hasta siempre me tendrán que soportar
¡Yo vivo a mi aire...y qué...nunca me hago del rogar,
en la tarde en la mañana, por cielo y tierra y por mar
como soy buen guachimán, me querrán hasta el final.
Nano soy... soy pequeñín...pero me sé defender
y aunque tenga que esconderme en la guantera...tal vez...
viaje...viaje por el mundo con mi ama y Don José
que me quieren mas que al hijo, mas bobo que nunca fue.
Cuando se es perro en la vida hay que seguir al compás
de los dueños da la casa que nos dan calor de hogar,
de los nietos y sobrinos, de los vecinos de atrás
de todo al que se le antoje convertirse en capataz.
Cuando no me quieren, dentro, cierran bien los aposentos
y yo doy vueltas y revueltas sin que sientan mis respiros,
por cada rendija miro una ventana, una puerta
algún hueco para entrarme y sacar carnudo hueso...
Hay perros bien contemplados, mejor que muchos humanos
con médico y conductor, calor maternal y baño,
mas otros que sobreviven con residuos, golpes y engaños
deambulan por las calles sin razón, sin pan, sin amo
Cuando muerden al vecino es porque suelen ser
maltratados y alejados de su hábitat, de su set,
formados para matar, nacidos para ganar
y no les gusta vivir con todos en sociedad.
María Asenet Arboleda Urrego
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