Y me iré cual hoja al viento, sin rumbo y sin afán
cual barco de papel que naufraga al expirar,
cual noche que se ausenta cuando empieza a amanecer
cual frágil mariposa que sus alas va a perder.
Saldré muy tempranito, a la aurora, al despertar
de las aves bulliciosas anunciando que tal vez,
los sueños y añoranzas podrían regresar
y aquel mañana incierto podría volver a ser.
Viajaré calladamente y atrás no miraré
ligera de equipaje, sin vendas miraré,
tan solo las nostalgias por lo que dejaré
harán brotar mis lágrimas alguna que otra vez.
Mirando siempre al frente y segura elegiré
el rumbo promisorio de un nuevo acontecer,
veré, como la luna, el sol, los rostros son
los mismos que acompañan las rutas del querer.
Reiteraré que somos los mismos del ayer
que vagamos buscando momentos de placer,
que aunque pasen los días y al mundo recorrer
ningún lugar es lejos cuando conmigo estoy.
Otrora y mar adentro mi brújula verá
un sitio justo y cierto y allí me hospedaré,
relajaré mi mente, mi cuerpo y mi sentir
y el ángel de mi vida me ayudará a dormir.
Agradeceré por siempre que fui capaz de ser
yo misma, mi destino y mi don de decidir,
un aquí y un ahora a cambio de un tal vez
una palabra blanca y un barco de papel.
María Asenet Arboleda Urrego
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