viernes, 5 de enero de 2007

DONDE ACAMPAR ESTA NOCHE




Dónde acampar esta noche, dónde reclinar la frente
dónde calmar las abulias y las tristezas del alma,
dónde equilibrar las fuerzas y encender la luz que se apaga
con la brisa, con el viento, con la lluvia, con el agua.

Quién pudiera tragarse las montañas para llegar al remanso
donde cantan los jilgueros y es tan fresca la mañana,
donde renacen las flores y la ternura me alcanza
para alegrar corazones con los loores de mi alma.

Cómo llenar yo pudiera mis alforjas de confianza
para llevar provisiones al hermano que me llama,
cómo acabar el vacío de tanto corazón roto
que no conoce de amores y marcha sin rumbo norte.

Solo tu, mi Dios bien mío, me enseñarás los senderos
que conducen a tu techo y que llenan de contento,
al mendigo, al anciano, al que anda sin sosiego
al que suspira en silencio, al que te añora por dentro.

Al que sufre y al que lucha por la paz, por la esperanza
por un poco de alegría, por la vida que no alcanza,
solo yo con tu ternura, con tu amor y con tu canto
podré hacer realidad mi sueño de seguirte a cada instante.

Ser tu discípula quiero, quiero llevar tu mensaje
reclinarme en tu regazo, mi amor con tu amor alcance,
allí acamparé esta noche también las noches restantes
mi morada es tu mensaje, mi reposo es tu semblante.

Me miraré en tu mirada, sonreiré al contemplarte
descubriré que en tu casa, todo es luz, paz y confianza,
tu me ofreces siempre tu mano y a toditos mis hermanos
me conduces a tu reino donde solo hay amor y calma.

María Asenet Arboleda Urrego

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